domingo, 30 de octubre de 2011

Canciones

... que me saben a recuerdos. A tus besos mañaneros; a tus caricias en las tardes lluviosas - tus dedos recorriendo mi cadera y mi espalda mientras escucho los latidos de tu corazon -; a tus abrazos suaves y ligeros en las noches áridas, los dos bajo la misma manta, entre las mismas sábanas, en el mismo cóctel de cama. Canciones, puramente tuyas, que te sabes de memoria, que tarareas en mi oído, pero que nunca me cantas pero que yo escucho igualmente salir de tu preciosa boca. Canciones, que saben a despedidas; a llantos controlados y heridas mal curadas. Canciones, que hablan de miradas ausentes, de caminos cruzados, de decisiones mal tomadas, y de personas que se han marchado. Canciones, que hablan de tu boca, de tu mirada, de tus dedos en mi espalda pintando una espiral infinita.Canciones, que hablan de mis ganas de llorar, de mis ganas de huir, de mis ganas de matar, de mis ganas de rezar, de mis ganas de escapar de mí y de mis engaños. De mí y de ese odio que me tengo de día y de noche. De mí y del mundo entero, porque nadie entiende esto que yo siento. Porque lo he dejado todo por ti, y no me arrepentiré jamás. Porque Le no me quiere como tu me quieres, y eso me basta. Pero si tu no me quieres... ¿quién lo va a hacer? Si tu no me aprietas y me das seguridad, ¿quién lo va a hacer? Si tu me dejas sola... ¿quién va a estar? ¿A quién voy a acariciar durante la noche? ¿A quién voy a besar con una sonrisa? ¿A quién voy a morder? ¿A quién voy a apretar? ¿A quién le voy a decir "Te amo"? ¿A quién? ¿A quién, si tu ya no estas...? Solo me quedan canciones, una alianza demasiado grande, miles de recuerdos y cientos de miles de ilusiones rotas. Rotas en miles de pedazos. Tan rotas como tu. Tan rotas como el cielo cuando los rayos lo desgarran. Tan rotas como esa cadena que eres tú y ese tintero que era yo.
Hay tres canciones que me recuerdan a ti a todas horas. Una no sé si cantarla ahora, porque quizás sea inapropiada. Porque quizás "Someone like you" es apropiada para dentro de un tiempo. Pero "Duerme conmigo" es simplemente nuestra canción. Y "La vereda de la puerta de atrás" es simplemente mi canción para ti. Porque no sé lo que debo pensar. Tampoco sé lo que quiero. Tampoco sé si quiero esto. No sé si debo seguir, tampoco si estoy estancada. Solo pienso en ganas de dormir, y en el momento en el que estoy en la cama, recuerdo tus brazos apretarme y pegarme a tu pecho, y me entran ganas de llorar, porque por muchas mantas que lleve, tengo frío. Porque no estas. Y me da miedo pensar que jamás volverás. Y me da miedo pensar que no me vas a querer más. Porque si dejas de quererme... ¿Cómo voy a seguir viviendo?


viernes, 28 de octubre de 2011

Cadenas y Tinta.

Se me ha hecho un nudo en la garganta. Se me ha acumulado algo en las entrañas. Tengo una sensación de vacío raro en el pecho. Tengo frío, y por una vez, no tiene nada que ver con que he perdido la sudadera - ironías de la vida, se ha quedado en tu casa -. Tengo canciones en la cabeza. Son todas esas que quería oírte cantar. Son todas esas que me tengo que aprender. Son todas las que me recuerdan a ti, a tu cama, a tu calor, a tus besos. Son todas las palabras que nunca supe decirte; todas las palabras que nunca supe revelarte; todas las palabras que jamás iba a decirte. Esa mirada y esa última palabra me han atravesado. Ha sido como si sintiese la punta del boli bic atravesarme y seguidamente poner sobre mi cabeza "ERROR". No he tenido ni el valor de pararte. Te has escurrido de entre mis dedos y la tinta se ha deslizado hasta mis ojos. He sentido la cadena tirar de los dos y después, he sentido como se rompía. Y te he visto marcharte. Cruzar la acera y subir la calle, mientras yo me he quedado ahí plantada, mirando mis zapatos, pensando que tenía que pararte y sintiendo que jamás tenía que volverte a ver. Sintiendo que jamás debía volverte a mirar. Por vergüenza. Y quizás también porque me odio. Porque antes tu me querías y eso compensaba el odio que me tengo. Pero ahora que no estás, no quedan besos que dar y me duelen las manos, porque ya no podré volver a enredar mis dedos en tu pelo. Esta es de esas veces en las que me pregunto qué será de mi. Qué será de ti. Qué será de la tinta, que ya no le quedan cadenas que la detengan. Así que te has ido. O más bien, yo te he echado. Y aún así, siento esa fina pero fuerte cadena aún en mi muñeca, esa que me unía a ti, pero que ahora cuelga en el aire. Como la tinta cuando se escurre por los bordes de la mesa

sábado, 8 de octubre de 2011

The Mortician's Daughter.

La hija del enterrador. Ya sabes, esa canción que te canté un par de veces mientras caminábamos hacia la Kame, tomados de la mano y mirándonos como dos idiotas. Ya sabes, esa mirada que se me queda siempre que se trata de mirarte a ti. No sé qué ha pasado exactamente, pero ahora mismo siento que esa es nuestra canción y que esa es nuestra historia. 
¿Recuerdas ese "te quiero" que dije en el puente? Me salió del alma. Más bien se me salió el alma con esas palabras. Dijiste que todo había acabado y después me llamaste, y cuando regresé me dijiste que no volviese, porque te habías equivocado. Ahora mismo solo recuerdo el último beso que nos dimos. Era húmedo y desesperado. Tenso, tierno y a la vez tan... extraño. Sabía a sal por nuestras lágrimas, y apretaste mi cara con tus manos para retenerme a tu lado. Dijiste que habías vuelto porque me quieres, y que no importaba todo lo que había pasado. Y yo pensé en hacer lo que me decía el corazón, pero tengo esa culpa metida en el cuerpo. Te dije que si volvía a fallarte yo misma me iría, pero se me ha hecho imposible. Es como si estuviera encadenada a ti. Porque llevo tu nombre tatuado en el alma y quiero llevarlo en la piel. Tu nombre tiñendo la piel blanca de mi nuca, en un mudo y agudo recuerdo de ti; de tus besos; de tu ternura; de tu frialdad; de tu inmenso amor. 
Quiero volver a apretarte. Quiero volver a casa; esa casa que son tus abrazos. Quiero regresar al cielo que es tu boca y quiero volver a perderme en la inmensidad de tu mirada. Quiero regresar a tu calor; a tu cama; a tu pasión; a tu fuerza y a tu amor. Quiero volver a tenerte detrás de mi, abrazándome por detrás, apretando mi cintura, besando hasta hacerme reír y después oírte decir "te quiero" en mi oído, de una manera tan tierna, tan dulce, tan sentida, tan maravillosa, tan tuya, que me estremecía. Que me volvía loca. 
Me vuelves totalmente loca. 
I love you more than I can ever scream. 

martes, 4 de octubre de 2011

*

Se me han trabado las palabras. Estoy haciendo la lista. Se me estan acumulando las pocas fuerzas que me quedan, y tengo ganas de apretarte. Tengo tu chaqueta en la cama de al lado, la he estado llevando hasta hace poco, pero el calor me asfixia, asi que he seguido escribiendo la lista con ella al lado, como si estuvieras tumbado sobre mis piernas mientras acaricio tu pelo; como cuando estamos en tu sofa.
Me estoy acordando de la tarde que hemos pasado. Con muchas emociones, con demasiadas palabras. Con arranques de tos seca, y ganas de estornudar. Con sexo. Sexo. Sexo. Muchísimo sexo. Y una tontería muy tonta que hemos hecho porque yo te he dejado y tú has perdido la poca cordura que te quedaba.
Estoy pensando que tengo miedo de que mañana todo te de igual. Estoy pensando en que te necesito más que a nada. Estoy pensando que me necesitas del mismo modo. Estoy pensando en que por un momento he pensado que ibas a empujarme y al final has tirado de mi. Fuerte. Un tirón decidido, casi dolido. Un tirón que más que arrancarme el brazo, me ha dado la vida. Un tirón que aún me sorprende. Y ver tus ojos llorosos debajo del flequillo fue como abatirme. Te amo. No sé como lo hago, pero solo puedo describirlo como enfermizo. Me quita las fuerzas, el sueño, las ganas de comer. Hace que solo estés tu a todas horas. Es tu olor pegado a mi ropa, tu voz en mi cabeza. Son tus caricias en mi piel, y tus mordiscos en mi espalda. Es tu peso sobre mi mientras estamos en la cama. Es tu sonrisa cuando te digo que no pares. Es tu ternura cuando te digo que eres increíble. Es tu ilusion cuando te digo que tendré a tus hijos. Son tus abrazos mientras caminamos. Es esa seguridad que tienes que me da seguridad a mi. Y no sé. Son tantas cosas que me agobian; que no me dejan respirar.
Muchas veces te digo que quiero que me quieras de la misma manera en que yo te quiero. Creo que ya lo hemos superado. Creo que esto que tenemos ya no es amor. Esto ya es... Indescriptible.
Y te he dicho que me ocuparé de tí. Te he dicho que voy a hacerte feliz. Y lo haré. Porque te lo mereces. Porque nos lo merecemos. Porque no puedo vivir sin ti. Porque curiosamente, tu sin mi tampoco.