miércoles, 29 de junio de 2011

Estribos

Perder la cordura un segundo y ponerte a explorar tu mundo. El mío es un desierto tórrido, con dunas de suave y dorada arena, bordeado de glaciares cristalinos y quebradizos. Estoy enamorada de ti, y eso sólo hace que los glaciares se derritan y el desierto quede expuesto. Y cuando puedas entrar, ¿qué será de mí? ¿Dejaré que pises la pulcra arena, dejando tus pasos en mi piel? Dime una mentira sobre nosotros, yo me encargaré de mentirte. De mentirte sobre tus besos; sobre tus caricias. Mentirte sobre lo que eres para mí y lo que quiero ser para ti. Es como si de un momento a otro pudieses sacar un lanzallamas de detrás de tu espalda y destrozar los glaciares, dejando el camino libre hacia las dunas suaves y doradas que se han convertido en lo que soy. De piel caliente, mente ardiente y alma calzinada. Devorada por un fuego indescriptible, que se traga todo lo que no soy. Y pensar cada mañana si esto merece la pena. No me tengo que esconder, pero hacerlo me hace más preparada. ¿Quién me asegura que ese que hace poco me sonrió con un rubor en las mejillas diciendo palabras dulces no me estaba mintiendo? Yo no busco palabras bonitas que creer, para eso me las puedo inventar yo, lo llevo haciendo años. No busco nada ni nadie, soy una mujer determinada ~Y aun así te sientes sola~
Pierdo los estribos cuando me miro en el espejo, porque mi piel, de tanto ser ignorada se está volviendo virgen de nuevo. Pierdo los estribos cuando me miro en el espejo, porque mis ojos han recobrado el brillo enamorado, y me dan ganas de vomitar. Pierdo los estribos al recordarte, porque me siento como una cría contigo. Por eso a veces me pregunto si no sería más fácil dejar que entres en el desierto y te dejes consumir en el fuego de mi caliente, ardiente y calzinada mente perversa

domingo, 26 de junio de 2011

*

Así que me tienes obsesionada. No paro de pensar en tus manos recorriendo mi piel, en una caricia lenta y sinuosa, trazando dibujos. Oh Dios, ¿Dónde están los destellos verdes como la menta de tus ojos? Los busco en cualquier mirada. ¿Dónde están los hoyuelos en tus mejillas, que salen cuando ríes? Los busco en cualquier carcajada. ¿Dónde está tu sonrisa de medio lado? Esa que sale cuando te digo que quiero que me des un beso. La busco en cualquier rostro. ¿Y tu piel? Blanca y cremosa. ¿Y tu calor? Que me quema en la distancia. Cariño, no te encuentro en ninguna parte. Necesito buscarte, necesito encontrarte. Necesito tenerte. De cualquier forma, en cualquier momento. Oh cielo, tengo tus manos aún apresando mi cintura, apretándola mientras hundes tu boca en la curva de mi cuello. Tengo tus dientes mordiendo mi hombro y una de tus manos apresando la mía, en un gesto tierno. Tengo aún tus besos quemándome los labios. Esos besos tan tiernos y a la vez tan... Tuyos... Que me excitan y a la vez me enternecen. Esos besos en los que me pierdo y que hacen que sólo pueda hundir mis dedos entre tu cabello - negro, suave y lacio - y decirte al oído que me gustan tus labios, para después deslizar los míos por la curva de tu mandíbula y apresar entre mis dientes la carne tierna de tu cuello. 
Volverme loca entre tus brazos y hacerte reír. Encontrar cosquillas y obligarte a escucharme. Cantarte al oído y acariciar tu pelo. Decirte que mañana te echaré de menos. Mentirme; morderme la lengua y pensar que decirte que te quiero solamente me hará llorar. Mentirme. Sólo mentirme a mí, porque decirte una mentira a ti es demasiado difícil. No sé cómo lo haces, pero siempre logras saber lo que pienso. Siempre sabes cuando te voy a pedir un beso. Siempre sabes el momento en el que quiero un abrazo. Siempre sabes cuando prefiero la media sonrisa o esa preciosa sonrisa completa, que me quita el aliento
Realmente... Siempre es tu sonrisa la que marca la diferencia...

miércoles, 8 de junio de 2011

¨

Quiero -exijo- que alguien me mire y me diga qué ve. Últimamente me miro y no me reconozco. Pienso en recuerdos de hace poco, que me parecen tan lejanos que a penas logro alcanzarlos con la punta de mis dedos. Siento la presión en mi pecho, y a veces es como... Como si ellos me atrapasen en sus redes. Hacen que me retuerza, tratando de liberarme de la sensación de desasosiego. Soy una mujer manipuladora. Soy controladora. Soy obstinada. Soy mandona. Nadie alza la voz si yo puedo hacerlo más fuerte y del mismo modo que hago florecer sonrisas con un "Te quiero", puedo cortar cabezas con una mirada, o escupiendo palabras que son verdades como puños. No soy diferente a la realidad, simplemente soy... 
Bipolar.
Porque durante un momento, doy amor por doquier, y regalo besos, y sólo quiero reír y reír. Y solo doy amor con los ojos; juego a atrapar palabras y recuerdos, que se balancean en la brisa del próximo verano. Y del mismo modo, unos segundos después, nadie me puede tocar. Porque del mismo modo que antes era el sol, puedo ser la luna, fría y blanca. Helar la sangre... Helar la sangre de cualquier crío en algún pasillo, mirarle desde mi altura con ojos fríos y ver como tropieza con sus propios pies, es un placer casi mórbido.
Soy cruel. 
Una vez dijeron de mí, que amarme era como intentar atrapar el aire con las manos. Y saber que escapaba de las manos de aquel hombre que tanto me había torturado, era algo que me encantaba. Había escapado, y le volvía loco que me fuese así, como un suspiro exhalado en el Nirvana. Le volvía loco de rabia e impotencia saber que yo era la más tierna brisa de verano, con punzadas del frío del Invierno.
Y amé saber que le había marcado tanto. 
Y ¿quién sabe? Me ahogo en palabras de amor propio. Porque soy bonita. No soy preciosa. Ni mucho menos hermosa. Pero tengo una sonrisa segura, y unos ojos que se derriten como el chocolate y que de repente, se vuelven el más duro caramelo. Aunque nunca pierden su dulzor. He aprendido a cerrar mi alma a cal y canto en un segundo y sin embargo, no logro dejar de dar amor con la mirada.
Porque por muy fruncido que tenga el ceño, siempre seré horriblemente maternal y trataré a todos como crío irresponsables. Siempre me voy a poner de ejemplo para las cosas malas, cuando también he hecho cosas buenas. Soy una maldita zorra egocéntrica. Soy frígida y tierna a la vez. Alzo la barbilla mientras camino, porque sé que tengo derecho a hacerlo. Me regodeo en mi propio placer morboso y auto-suficiente. 
Me he convertido en dos personas.
Una que me gusta, otra que adoro. Me quemo y revivo una y otra vez entre miradas tiernas y miradas frías. Me quemo las manos en caricias imaginarias, porque no olvido la suavidad de su cabello negro. Así que castigo mi piel cerrando los puños. Y me abrasan los ojos porque quiero mirarlo con ternura, así que vuelvo las pupilas frías, para ser altiva y aristocrática, y enfundarme en un traje que no es el mío, pero que le he tomado prestado a la zorra que vive dentro de mí.

lunes, 6 de junio de 2011

Hun~dir~se

Entre los pensamientos sin ningun sentido que surgen así como así en medio de la noche y decirte, responderte, exclamarte
"¿Qué está pasando?"
Esas noches en las que te despiertas de repente, asustada y con el corazón a punto de salirse de tu pecho; angustiada y asustada proque algo ha dejado de tener sentido. Algo ha dejado de encajar. O simplemente tú, has dejado de estar siguiendo la corriente, y entre sueños, tú has cambiado y has dejado de encajar con el mundo.
Ver fotos de la infancia, siempre es divertido. Hacerlo sabiendo que la mayoría de esos recuerdos están en otra parte, a la que no volverás hasta dentro de mucho tiempo, es como si te impidiesen volver a casa. 
Quiero volver a casa.
Quiero volver a jugar debajo de los pequeño arboles de la terraza de mamá. Quiero volver a jugar en mi enorme cuarto, con mi propia biblioteca hasta arriba y un bonito escritorio. Quiero volver a la escuela de antes, con mis amigos de antes, con los juegos de antes.
Quiero volver a mi vida de antes.
Tengo este sitio donde vivo atravesado en la garganta. El aire solo huele a mar, mientras que en casa, siempre olía a mar, a mimosa, a cerezo, a almendro, a tierra mojada y hierba recién cortada. A mamá se le pegaba el olor de los geranios en la ropa
Y cuando la olía me sentía mejor.
Todo se ha vuelto monótono. Levantate, haz el café, arréglate, haz la mochila, sal, camina, llega antes de tiempo a la parada, espera, saluda, rumbo a clase, aguanta durante seis horas a gente a la que no puedes ni ver y aguanta el impulso de no pegarle una bofetada a uno de los que te maltrató en el colegio y te volvió una niña llorona y asustadiza. Aguanta. Aguanta. Aguanta. Hasta volver a casa y abrazar a mamá, que ya no huele a geranios.
En días como hoy, días después de haber visto mi alegría en la casa que conocí casi toda mi vida; la casa que mamá decoró con tantas ganas, y dónde yo crecí; me dan ganas de llorar por cualquier tontería. Porque quiero volver a casa. Quiero volver a casa.
Éste no es mi hogar.

viernes, 3 de junio de 2011

Crash

El cristal reventó y al final, yo exploté.
Tengo que huir. Tengo que salir de aquí. Tengo que escapar. Me estoy ahogando.
Parece que ya sólo hay devastación. No encuentro el lugar. No hay hogar. Algo ha reventado dentro de mí; algo ha apagado el fuego del hogar; algo ha helado la sangre; algo ha partido mi destrozado corazón en algo más que no puedo definir.
Me he hundido en un ¿por qué? continuo. Me he dormido en un campo de flores, y he despertado en el tórrido desierto. ¿Dónde estás? ¿Dónde estás? ¿Dónde estoy?
No hay palabras que me alivien. No abrazo más, porque el peso de la gente me ahoga más que el mío. No lloro. Ya no hay lágrimas. Ya no hay picor en el lagrimal. Ya no hay gritos que sacar porque la garganta está anudada. Y sólo puedo pensar, irremediablemente, que daría lo que fuera por sentir las manos grandes tocar mi pelo, hundir los dedos en su piel y dejarme recorrer.
Quiero dejarme amar. Quiero dejarme querer. Tengo que volver a sentir.
Si tengo que ser cruel, seré cruel. Si tengo que ser frígida, lo será más que nadie. Si tengo que mirar al mundo por encima del hombro, directamente, no miraré a nadie.
Tengo que pisar a aquellos que me quieren pisar. Tengo que superarme. Tengo que ser la mejor. Tengo que ser mejor de lo que soy.
Da igual si parece que estoy muerta. Dentro tengo un corazón enfermo que late. No late por nadie, pero latirá hasta que a mí me dé la gana. Tengo una mente nublada, que pensará hasta que a mí me dé la gana. Tengo un sueño que cumplir y que pienso tener entre mi manos. 
Tengo gente mala a la que patear antes de que me pateen a mí. 
Tengo que demostrarle al mundo que soy buena. Que soy buena en todo lo que me propongo. Tengo que demostrar que no soy la oveja negra. Tengo que demostrar que sirvo para vivir en este mundo. 
Y lo demás, los demás, no me importan nada. 
Sólo importo yo. Mi mundo y yo.
Mi mundo que todos los días hace Crash, pero que logro volver a pegar.