
-Tengo que decirte una cosa. Tengo que comentarte lo que llevo pensando unos segundos. Tú... ¿Crees en las segundas oportunidades?
Mi reflejo arqueo una ceja a través del espejo mientras yo mir hacia abajo.
-¿Qué carajos dices?
Dijo mi otro yo con su voz distorsionada por el cristal que nos separaba.
-Supongo que he estado pensando... Que nos merecemos una segunda... oportunidad. Elegir o empezar un nuevo camino con un destino opuesto al que nos dirigimos.
Mi reflejo me miro como si no me viese. De la nada, hizo aparecer una taza de café solo y sin azúcar, todo lo contrario al que suelo tomar, pero que es mi preferido en ese mundo suyo, en su mundo paralelo.
-Me estas diciendo... ¿Que quieres enmendar el error que has cometido y que yo aún no he hecho aquí?
-Supongo que sí. Ya sabes. Esto podría servirte de ejemplo para no cometer mis equivocaciones.
Hubo un silencio continuo. Un silencio extraño y sofocante que parecía distorsionar mi vista, como si dentro de mis pupilas hubiese mucho calor o vapor que me impidiese ver. Odiaba esa sensación. El picor en los ojos y la sensación de humedad que se acumula en el lagrimal.
-No llores. Sabes que llorar nunca te ha ayudado a sentirte mejor. Luego rompes el espejo y hablar se vuelve más difícil.
Trate de serenarme. Las cosas se habían salido de contexto, se me había escapado y no sabía como hacer que las aguas volviesen a su cauce. Desde el otro lado del espejo, mi otro yo parecía a punto de gritar. Solía darme sermones en esos momentos.
-Verás... Quieres empezar de nuevo para ser feliz, ¿no?- Asentí tímidamente- ¿Crees que podrás hacerlo? Quiero decir, has sufrido, y ya no confías en nadie. ¿Podrías ser feliz sin confiar en nadie? Acabarás enamorándote tarde o temprano, y el miedo y las dudas te impedirán seguir. Lo sabes, así que no me mires como si estuviese loca. Soy tu parte racional, tu parte serena, tranquila, que no se preocupa nunca y que no siente nada, pues en mi mundo no existe lo que allí existe. Déjate de idioteces, y sigue el camino siempre, que si caminas por él, será por algo.
Y sin más desapareció, devolviéndome a la realidad. Sonreí. Como siempre, no le haría caso a esa estúpida parte racional que vive en un mundo paralelo.