lunes, 27 de diciembre de 2010

Apartar la mirada a veces es lo mejor. Y cuando sientes que te hablan en un tono que te ofende, ignóralo. Ignorar es de las mejores maneras de hacerse fuerte. Ignorar a veces es la mejor de las soluciones. Pero es evidente que hay cosas que no se pueden ignorar. Cosas como haberte quedado relativamente colgada esperando la llamada de alguien. Cosas como la mirada asesina que puede lanzarte alguien que no te odia pero que lo hace para crecerse en su ego y orgullo. Cosas como un reproche que no quieres escuchar y que te hace sentir estúpidamente estúpida. Cosas como enterarte de que nuevamente alguien de tu cercano entorno ha vuelto a planear algo y no se ha molestado en informarte. Ignorar es difícil cuando te sientes ignorada. Ignorar es mucho más fácil cuando tienes a alguien a quien contárselo. Alguien a quien decirle "Lo mejor en este momento es ignorar las cosas. Ignorar hace más fuerte porque así nunca sabrás el dolor que puede causarte la persona a la que ignoras".

Pero ignorarte, a ti, es relativamente imposible. Ignorar tu mirada dulce. Ignorar tu preocupación por saber de dónde viene mi seriedad. Ignorar tu insistencia para que te cuente lo que me pasa. Ignorar tu manera de dejar que agarre de tu mano en un gesto tierno bajo la mesa y acariciar tus dedos como a los pétalos de una flor. Ignorar que aprietas mi mano, devolviendo la suave caricia y que sonríes levemente al mirarme. Ignorar todo eso, es imposible.

No sé si no te ignoro porque eres lo contrario a él. Pero tus palabras; la manera tan suave de secar las gotas saladas que nacen en mi lagrimal, se deslizan por mis pestañas y ruedan por mi mejilla hasta mi temblorosa barbilla; tus abrazos; tu voz; tu insistencia por hacerme feliz; tu obsesión por hacerme sentir viva, todo eso es lo que me hacen no poder ignorar lo que crece en mí.

Quererte es algo imposible. Quererte es tratar de evitar lo inevitable. Quererte es algo prohibido. Quererte es algo peligroso. Quererte es algo que me va a doler. Pero, siendo sincera, sentir dolor es lo único que hace que me sienta viva. Porque si siento dolor, es que puedo sentir más cosas. Sí, siento alegría -nada efímera por cierto- pero lo más presente en el alma desmigajada, en el corazón desgarrado, en el pensamiento confuso, siempre será
"Lo pudiste evitar, y por amor no fuiste capaz. Amar es ser débil. Amar es sufrir.
Amar es llorar. Amar es peligroso. Sólo para ti, pero lo es". 

jueves, 23 de diciembre de 2010

Sonreírle al cielo cuando llueve. Sonreírle al sol cuando esta nublado. Sonreírle a las estrellas cuando es de día. Sonreírle a las flores cuando estás sobre el asfalto. Sonreírle a esa tierna melodía cuando te rodea el silencio. Sonreírle al calor cuando el viendo hiela tus pensamientos. Sonreírle a la gente que te da la espalda y sonreírle a tu reflejo cuando te ves horrorosas. Sonreírle al café frío. Sonreírle a esa canción que te pone triste. Sonreírle a las personas que se creen lo mejor. Sonreírle a las cosas aburridas. Sonreírle a la oscuridad cuando estás perdida. Sonreírle al mundo cuando va a explotar. Sonreírle al que odias, incluso si hace más cosas odiosas. Sonreírle a tus heridas internas incluso su siguen sangrando.
 Sonreír siempre es la mejor manera de superarlo todo. 

domingo, 19 de diciembre de 2010

Broken


Hasta aquí hemos llegado. El reflejo era demasiado triste. Los ojos rojos, las mejillas pálidas, los labios resecos y la angustia reflejada en la mirada. Daba miedo. Daba pánico. La verdad siempre duele. La verdad siempre golpea, siempre hiere, corta, destroza, desgarra y mata, seas quien seas. Siempre. 
Siempre.
El puño apretado con fuerza y un sollozo involuntario. Sólo queda tapar los labios resecos y temblorosos con la mano que no está herida y dejar que la sangre brote de la otra, formando un camino macabro, rojo y oscuro a través de la piel estremecida, que finalmente acaba goteando por los dedos ligeramente flexionados, estrallándose contra el suelo, en un charco espeso,  que marca el final de su lamento.
¡Duele! ¡Duele esa sensación de vacío! ¡Duele esa necesidad de seguridad! ¡Duele! ¡Duele saber que viviste en una mentira y darte cuenta ahora!
La verdad siempre duele, porque simplemente, nadie se la espera, y cuando sabes que va a venir, nunca esperas que sea así de violenta, aterradora y arrasadora. No te lo esperas porque la mentira siempre es más fácil y más pacífica. Y tú, tan débil y tan estúpida, te sientes destrozada porque te sentías fuerte e invencible hasta que te diste de morros con la realidad.
Él, supuestamente, te quería. Te adoraba. Te necesitaba. Y tú le creías ingenuamente, porque te convenía creerle para ser feliz. ¡Já! ¡Pero qué estúpida eres! ¿Y ahora qué? ¿Vas a estar así toda la vida? La herida ha dejado de sangrar, pero aún no ha cicatrizado. No te has molestado ni en desinfectarla ni vendarla. Así sólo conseguirás consumirte. 
Consumirte y morir. 

viernes, 17 de diciembre de 2010



Y sólo queda la sensación de unas manos suaves y grandes en las mías. Sólo queda la sensación de que las cosas han cambiado. Y no quiero. No quiero. Vuelve. Vuelve y abrázame. Vuelve y no me sueltes. Porque si me sueltas, será que las cosas han ido a peor. Porque si me sueltas sólo podré caerme. Caerme y destrozarme. 

miércoles, 15 de diciembre de 2010


No me sueltes...
Esas fueron sus palabras, y me hicieron sentir importante. Entre sus brazos me sentía más segura, más feliz, más mujer... Mis dedos recorrieron distraidamente su brazo, ceñido a mi al rededor. Sentí sus labios sobre mi pelo, dejando un beso suave sobre mi cabeza. Me encantaban esas cosas. Eran pequeños detalles que hacían más llevaderas las cosas.
-¿Crees que esto va a salir bien?
-¿Por qué no?
Y desde lo alto del desfiladero, desde donde veía las olas agitarse y romperse contra el muro de rocas, tiró todos mis miedos, todas mis penas y todo mi dolor con un beso con el horizonte como testigo.

lunes, 13 de diciembre de 2010

-Tengo que  decirte una cosa. Tengo que comentarte lo que llevo pensando unos segundos. Tú... ¿Crees en las segundas oportunidades?
Mi reflejo arqueo una ceja a través del espejo mientras yo mir hacia abajo.
-¿Qué carajos dices?
Dijo mi otro yo con su voz distorsionada por el cristal que nos separaba. 
-Supongo que he estado pensando... Que nos merecemos una segunda... oportunidad. Elegir o empezar un nuevo camino con un destino opuesto al que nos dirigimos.
Mi reflejo me miro como si no me viese. De la nada, hizo aparecer una taza de café solo y sin azúcar, todo lo contrario al que suelo tomar, pero que es mi preferido en ese mundo suyo, en su mundo paralelo. 
-Me estas diciendo... ¿Que quieres enmendar el error que has cometido y que yo aún no he hecho aquí?
-Supongo que sí. Ya sabes. Esto podría servirte de ejemplo para no cometer mis equivocaciones. 
Hubo un silencio continuo. Un silencio extraño y sofocante que parecía distorsionar mi vista, como si dentro de mis pupilas hubiese mucho calor o vapor que me impidiese ver. Odiaba esa sensación. El picor en los ojos y la sensación de humedad que se acumula en el lagrimal.
-No llores. Sabes que llorar nunca te ha ayudado a sentirte mejor. Luego rompes el espejo y hablar se vuelve más difícil.
Trate de serenarme. Las cosas se habían salido de contexto, se me había escapado y no sabía como hacer que las aguas volviesen a su cauce. Desde el otro lado del espejo, mi otro yo parecía a punto de gritar. Solía darme sermones en esos momentos.
-Verás... Quieres empezar de nuevo para ser feliz, ¿no?- Asentí tímidamente- ¿Crees que podrás hacerlo? Quiero decir, has sufrido, y ya no confías en nadie. ¿Podrías ser feliz sin confiar en nadie? Acabarás enamorándote tarde o temprano, y el miedo y las dudas te impedirán seguir. Lo sabes, así que no me mires como si estuviese loca. Soy tu parte racional, tu parte serena, tranquila, que no se preocupa nunca y que no siente nada, pues en mi mundo no existe lo que allí existe. Déjate de idioteces, y sigue el camino siempre, que si caminas por él, será por algo.
Y sin más desapareció, devolviéndome a la realidad. Sonreí. Como siempre, no le haría caso a esa estúpida parte racional que vive en un mundo paralelo.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Me apetece sentir algo de calor en la piel. Me parece que me estás confundiendo. Me parece que las cosas se me están saliendo de las manos. No creo que las cosas estén como quiero y deseo y sueño que estén, pero es tan fácil soñar cuando tú me agarras de la mano de esa manera y me miras de esa forma tan extraña. Sé que las ilusiones son malas para mí, son tan rematadamente traidoras, pero por un momento pueden llegar a ser perfectas, así que las voy a dejar con vida hasta que me alejes de tu vida.

jueves, 9 de diciembre de 2010

~Julieta...


En tal actitud se hallaba de continuar sus quejumbres, cuando vino Pedro a advertir a Fray Lorenzo que se oía ruido cerca del murallón; siendo esto causa de que uno y otro se alejaran. Viéndose entonces Julieta sola y en plena libertad, se abalanzó de nuevo sobre el cuerpo de Romeo, lo cubrió otra vez de besos, cual si ninguna otra idea que la pasión imperara en su mente, y habiendo tirado la daga que aquél llevaba al cinto, se dio de puñaladas en el corazón, exclamando lastimeramente: 
-¡Ah! Muerte, fin del infortunio y principio de la felicidad, sé bienvenida. No temas herirme en este instante; no prolongues mi vida un segundo si no quieres que mi espíritu se afane en buscar el de mi adorado entre ésos que ahí yacen. Y tú, mi dueño querido, Romeo, mi leal esposo, si es que aún sientes lo que digo, recibe a la que has amado fielmente y ha sido causa de tu fin violento. ¡Yo te ofrezco gustosa mi alma para que nadie goce después de ti del amor que supiste conquistar, y para que ella y la tuya, fuera de este mundo, vivan juntas por siempre en la mansión de la eterna inmortalidad! 
Y esto dicho, rindió el último suspiro.





viernes, 3 de diciembre de 2010